Enseñar a sentir también es educar



Un día, en clase Julia estalló. Al no ser elegida para un juego, lanzó todos los lápices al suelo y corrió al baño, donde se encerró llorando desconsoladamente. Esto no era un simple enfado, sino que cuando pudimos hablar con ella, nos confesó que llevaba unos días sintiéndose apartada, como si no importara.  Ella no sabía gestionar la situación por lo que actuó de esa manera. 

Este momento nos recordó que muchos niños no saben cómo pedir ayuda con palabras o no comprenden lo que sienten. Por tanto, enseñarles a reconocer y expresar sus emociones es una gran necesidad, porque a veces, una rabieta solo es una llamada desesperada para ser vistos y escuchados. Como afirma Rafael Bisquerra, experto en educación emocional, “educar emocionalmente es educar para la vida”. No basta con adquirir conocimientos académicos, también es imprescindible aprender a comprender, regular y canalizar lo que sentimos. 

En un mundo cada vez más desarrollado, es fácil olvidar que los niños también sienten miedo, frustración, tristeza o inseguridad, aunque no siempre sepan expresarlo. Por eso, educar emociones desde los primeros años de vida es una clara necesidad. La escuela no puede limitarse a enseñar contenidos, sino que también debe ser un espacio donde aprender a vivir, a convivir y a estar a gusto con uno mismo. De hecho, el neurocientífico Richard Davidson sostiene que las competencias emocionales no son rasgos innatos e inmutables, sino habilidades que pueden desarrollarse a lo largo de la vida con la práctica adecuada. Si queremos construir entornos educativos sanos, debemos cultivar las habilidades emocionales al igual que las cognitivas.

En esta línea, hay muchos centros de Madrid que han incorporado el programa Think Equal:



Una propuesta pionera de educación socioemocional dirigida a niños y niñas de entre 3-6 años. Se basa en cuentos rigurosamente seleccionados que abordan valores como la empatía, la igualdad de género, el respeto a la diversidad o la resolución pacífica de conflictos. 



A partir de estos relatos, el alumnado realiza actividades adaptadas a su edad que les ayudan a poner nombre a lo que sienten, a comprender a los demás y a construir relaciones más sanas y conscientes. Todo esto se trabaja de forma estructurada, con materiales específicos y con formación previa del profesorado. 

Y es que, como decía Toni García Arias, los niños de hoy no solo necesitan aprender a sumar, leer o escribir. Necesitan herramientas para gestionar la presión, entender lo que sienten, relacionarse de forma sana y construir una imagen positiva de sí mismos y de los demás. Vivimos en una sociedad que exige mucho pero que pocas veces enseña a mirarse por dentro. Think Equal llena ese vacío desde el aula, con un enfoque respetuoso, creativo y profundamente humano. 


Ahora volvamos a retomar el caso de Julia, si le hubiesen implementado el programa (prevención primaria):

- En lugar de lanzar los lápices y huir al baño, habría identificado esa sensación de tristeza o  exclusión, y habría encontrado una forma más adecuada de expresarlo, como contándoselo a la profesora o a sus amigos.

- Con los cuentos que promueven la empatía y la resolución de conflictos, habría entendido que no ser elegida para un juego no significa que no importe o no sea querida.

- Y, por último, el colegio hubiese estado más preparado para detectar las emociones de Julia pudiendo prevenir sus pensamientos. 


Como en el colegio de Julia no estaba implementado el programa, debemos llevar a cabo una prevención secundaria, es decir, prevenir que vuelva a ocurrir:

- En este caso, debemos identificar cuál es el problema de Julia, que sería la dificultad para gestionar sus emociones y expresar lo que siente. 

- Una vez identificada, utilizamos el método de Think Equal, utilizando cuentos o dinámicas que trabajen la autoestima, el valor personal y la inclusión para que no se vuelva a repetir.

- Hacer actividades de grupo donde aprenda y practique cómo pedir ayuda, decir cómo se siente y resolver conflictos verbalmente. 


En resumen, educar en emociones es enseñar a vivir, amar y quererse a uno mismo, y hacerlo desde la infancia es la mejor inversión en el bienestar y la convivencia del mañana.

Comentarios

  1. Que importante es este mensaje, y aportando recursos muy buenos!!! Me ha encantado.

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