El inicio del camino
Todos los niños tienen sueños del futuro: ser astronautas, médicos, futbolistas... En mi caso siempre fue ser profesora. Y ese sueño, que normalmente se olvida, en mí, por el contrario, iba manteniéndose y reforzándose con el paso de los años. Al principio, tenía muchas dudas sobre si hacer magisterio, ya que es una carrera muy poco valorada (aunque no debería ser así). Además, siempre he sacado muy buenas notas y todo el mundo decía que mi capacidad se echaría a perder, lo que me hacía pensar en hacer otra carrera, pero siempre con el mismo resultado: ninguna otra me creaba tanta ilusión. Esas dudas se mantuvieron, hasta que un día con mis padres decidí que lo que verdaderamente quería hacer era magisterio, y desde ese momento ninguna otra idea se me pasó por la cabeza.
Mi abuela ha sido siempre mi mayor referente. Durante muchos años fue profesora en el colegio de un pequeño pueblo del norte, y cuando yo nací, también dejó su huella en mi educación. No solo me enseñó conocimientos, sino que me inculcó valores, razonamiento y pensamiento crítico, algo por lo que realmente le estoy agradecida. La admiro profundamente porque en su época ser mujer y conseguir trabajo no era nada fácil. Haber llegado hasta donde llegó es una prueba de su pasión por la enseñanza, una vocación que, con orgullo, hoy comparto con ella.
También me considero una chica muy deportista, me encanta jugar a juegos de equipo. Siempre he hecho diversos deportes como baloncesto, voleibol, baile... en los que he aprendido innumerables habilidades como a trabajar en equipo. También tengo gran afición por leer libros y escuchar música, aunque mucho tiempo no les pueda dedicar.
Por otro lado, a diferencia de mucha gente de esta carrera soy de fuera, de una ciudad pequeña en la que he pasado toda mi infancia. Mi madre siempre me animó a estudiar fuera y como mi hermano también está en Madrid, decidí seguir sus pasos. Con mi llegada a Madrid he cambiado de vida, todo es nuevo para mí y todo lo que antes afrontaba con mis padres ahora lo tengo que hacer yo sola. Al principio Madrid me imponía un poco, al ser una ciudad muy grande, pero a día de hoy creo que es una situación muy buena para madurar y aprender a ser responsable y, la verdad, que me alegro de estar aquí.
Comentarios
Publicar un comentario